lunes, 18 de mayo de 2015

Inteligencia emocional. (Historia)

A veces tengo sentimientos. Sí, he de reconocerlo. No soy la fría jefa de recursos humanos que se sienta en su mesa día tras día y despide a personas sin ningún tipo de compasión. En ocasiones me duele el estómago y me tiemblan las piernas a mis 36 años...He llegado a sentir la necesidad de golpear mi barriga porque esa sensación de nervios que me ponía la piel de gallina y me encogía era superior a mi capacidad de sobreponerme. Hay días raros en los que no me entiendo ni yo, y no, no es porque tenga la regla. ¡PS! Sí, tú: a veces hablo de mi menstruación abiertamente.
Hoy me he despertado sin ganas de ir al trabajo, tengo sueño pero no es, si no, la pérdida de la pasión por el mismo, lo que me hace posponer el despertador cerca de media hora. También por otra parte pienso que es normal...Llevo casi una década haciendo exactamente lo mismo cinco días a la semana, eso sí: soy implacable y la mejor.
La única motivación para levantarme ha sido escuchar a mi hijo llorar en la habitación de al lado porque había tenido una pesadilla. Debo de ser mala madre pero no quería ir. Prefería quedarme en la cama esa media hora  más que me merecía en vez de tener que ir a la suya a decirle con una sonrisa de gilipollas, con el pelo despeinado y los restos de maquillaje corridos por la cara: "Venga cariño, no pasa nada...Sólo ha sido una pesadilla" para darle más miedo yo con mis pintas de zombie recién salido del videoclip de Thriller.
Si le hablo al crío este de Michael Jackson es capaz de decirme que quién era y hundirme aún más en la miseria.
En ocasiones me gustaría tener su edad, seguir comiéndome los mocos y preocupándome por el muñeco ese que ha escondido detrás de la almohada para que no vea que lo rompió. Iluso...
Todo esto lo estoy pensando metida bajo la ducha y no me doy cuenta de lo mecánico que está siendo todo. Cada mañana lo mismo. A lo mejor estoy amargada por el tiempo que llevo sin echar un buen polvo...
¡DIOS UNA MUJER HA DICHO POLVO, ¿QUIÉN PENSARÁ EN LOS NIÑOS?! Como diría Helen Lovejoy la esposa del cura de Los Simpson, una reprimida más a la que le ponía  hacerlo en la cama de Homer y Marge.
Sí, soy una mujer y soy grosera, maleducada, me siento con las piernas abiertas, me encanta pasearme desnuda por casa y no siempre voy bien depilada. Pero joder, ¡No veis el puto sufrimiento que es la cera, el laser...Es que ya hasta el nombre implica tortura! ¿O Luke Skywalker hacía cosquillitas con el suyo?
Cojo el viejo y destartalado Chevrolet Cheyenne de 1990 y me dirijo a la oficina con el niño en el coche llorando porque: "Mamáa, no quiero ir al cole" ¿De verdad tengo que aguantar esto? ¿Quién coño me mandaría a mi tenerlo? A todas nos dicen que tenemos que parir, que dar a luz es fantástico...Nadie nos habla del cuerpo-escombro que se nos queda, de las hemorroides, de las varices, de que la vagina va a cambiar de forma cuando aún no la habías estudiado todo lo a fondo que querrías. Pero claro, eso no te lo enseñan cuando tienes cinco años y te regalan a Barbie, a Ken, al hijo que tiene la cabeza igual de grande que la de Barbie y la de Ken juntas y al perrito del que sí  te enseñan que va a ir cagando por las esquinas...En el espécimen ese que sostienes en la mano sólo ves un maquillaje siempre perfecto, un chalé que apostaría que no tiene nada que envidiar al de Amancio Ortega o al de Mark Zuckerberg, el deportivo, ese marido que siempre va a estar en forma con el culo prieto y postrado ante sus pies, y ella con unas tetas que no se caen y el niño que nunca da por culo, ni le ha dejado estrías por todo el cuerpo tras estar ahí dentro nueve meses dando vueltas como en una lavadora.
Todo esto lo voy pensando mientras, tras parar en la escuela, me dirijo a la oficina. Un Whatsapp me invita a tomar algo tras la salida del curro. Tiene pinta de que entre lo que pesa y los años que le echo si llegase a llevarlo a la cama le daría un paro cardíaco. Me contengo y rehúso muy cortésmente. Puede que yo no sea con la que se casan, siempre me he sentido fea pero no me ha ido mal. Hoy no resisto más y vuelvo a abrir a Despentes y como siempre recito en voz alta: "...por eso hablo desde aquí: desde las torcidas, las que no saben vestirse, las que están demasiado mal hechas. Esas a las que no hacen regalos... Las más zorras, las putitas, las porno brujas, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello duro y negro...Esas que no se depilan, las mujeres brutales, ruidosas, lloronas, las que lo rompen todo cuando pasan. Las que llevan los labios demasiado rojos... Pero también hablo desde las mujeres que dan pena, miedo, las que no saben proteger y esas a las que sus hijos les dan igual porque siempre hemos existido...Siempre hemos existido pero nunca hemos hablado ¡No tengáis miedo de nosotras. Esta, es nuestra historia."
Respiro hondo y el sentimiento desaparece. El nudo del estómago se va desvaneciendo y mi cuerpo se queda en un estado casi etéreo, los hombros dejan de estar cargados, y la apisonadora mecánica que me tenía sometida y rendida bajo retortijones terribles se ha ido como a venido: sin previo aviso.

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