miércoles, 8 de julio de 2015

No soy una novela de autoayuda. (Historia)

Dicen que la vida es una sucesión de momentos. Virtudes perdidas en el tiempo quizá podríamos llamarlas...
Con casi treinta años y lo único que sé es que necesito dormir porque soñando es cuando puedo ser yo mismo. Mi imaginación se acciona y de repente puedo hablar, reír, vivir, sentirme importante ... Cuando llego a soplar las velas me paro a pensar en qué quedará cuando me muera y me doy cuenta de que nada es la respuesta más cercana. No habrá dinero, ni joyas, ni siquiera alguien que me vele en los días grises porque he sido simplemente una persona de tránsito. Somos igual de necesarias que el resto pero no somos imprescindibles para nadie. No tenemos largas conversaciones por whatsapp, nadie se enamora de nosotros y por suerte, tampoco nosotros de ellos. No tenemos altos cargos, ni sexo, ni poder...Nuestra posesión más preciada es nuestra palabra y al igual que nosotros es efímera. Se evapora entre nuestros labios...A veces me planteo mi simple existencia y tengo miedo de darme cuenta de lo poco que renta el vivir porque me aterra desaparecer por si acaso existe un más allá peor. Los pensamientos dan vueltas día tras día mientras la habitación se hace más y más pequeña. Creo que no ha sido buena idea escribir lo que pienso pero cuando cambia lo único bueno que tenías parece que vuelves a ser adolescente.