viernes, 20 de mayo de 2016

Musas.

Me perdí. De día y de noche por las calles oscuras de la ciudad, iluminadas con la calma del mar esperándote. Me perdí.

Me puse mi vestido más largo, mis zapatos más altos, el pintalabios favorito y la flor en el pelo.

Descubrí que el amor se pudre en París y que por mucho que jurásemos la eternidad a Roma al final acaban sangrando las ruinas, ya no queda qué decir.

Puse la mejor sonrisa, la mirada en lo más alto y al final me tuve que cubrir. Una noche más la terreta me abandona, los pájaros ya no cantan y me quedo sola mirando al fondo de la inmensidad.

Reviso las guerras que he lidiado, las veces que he abandonado a mi ejército porque mi batalla favorita era encontrarme de nuevo.

Hundida por lucharme, por lucharte, perseguida por los que dudan de que Saturno sigue arriba porque hace mucho que no lo ven.

"Per aspera ad astra" rezan los hombres mientras tú me rezas a mi y la calma me evade; no hay música de fondo aunque me parece oirte a ti.

Lágrimas de lluvia pecados de dolor a veces es inevitable confundirlos y arrepentirse de lo que un día no dijiste, de lo que alguna vez soñaste, de lo que querías: y no sucedió.

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