Ven. Siéntate a mi lado. Tengo ganas de hablar contigo...Me gustaría que me contaras más de ti. Quiero saber todo. Dime tus sueños. Bueno no; mejor dime tus secretos. Tus sueños los puede saber cualquiera pero tus secretos no. Me gustaría abrazarte. Estás tan cerca y hueles tan bien...tienes una sonrisa maravillosa. Es como si nos conociéramos desde hace años...
Gracias por esas tonterías, por las risas y los llantos. Por las manías, por empezar una amistad tan bonita...
... Y de repente te despiertas y nadie al lado. Todo era un sueño.
Vuelves a estar solo y lloras porque ella casi no sabe que existes.
Ya eres un hombre, alcanzada la treintena la vida es distinta; desde ese cumpleaños nada es lo mismo y todo es tan relativo... Aunque el amor sigue magnificado como cuando tenía veinte.
Ojalá pudiera vivir más y quererte menos. Joder, ¿por qué no sabes que te necesito?
Sé que esto no es París; pero también hay amor...¿o no?
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